La fermentación de las tortugas

Nomenclaturas erróneas se mezclaban y se bañaban en lo que parecía ser un puré de papas o un mamut mal depilado. Y vos te quedabas ahí, como si nada pasara, pintando las cinco sillas de un color muy parecido el de un expediente secreto triple equis.
Y cantabas una canción, muy aburrida, que hablaba de las libres palomas de una plaza perdida en el medio de la más absoluta nada absoluta.
“Pasan los días,
Pasan las horas,
Pasan los trenes,
Dubi flufi ja fa”.
La próxima vez que te olvides la letra, me asegurare de tener una motosierra a mano.

Existen dieciocho formas exitosas de matar a un canguro con una bolsa de papel.
Existen setentaydos señales de trancito lento cuyo significado desconozco por completo.
En el techo hay quince litros de cerveza que nunca nadie va a beber.
Jamás.
Quizás es por eso que me caes mal.

Reloj despertador

El misterio destemplado de la carne del cordero
Se revelara a si mismo
Escupiéndote las piernas
Y arrancándote los brazos.
Yo, simplemente,
Quiero verte saltar de un décimo piso.
Quiero ver como lo que queda de tu piel
Es usado como velo de viuda.
Quiero volver a verte desnuda
Antes de que se revele el misterio de la sangre de tus corderos.

Una de superheroes (sin título)

Pierdo lo que apuesto
De la misma manera
Que escupo sobre el castillo
De mis naipes mal marcados,
Con los pelos del culo en estado de alerta.
Soy el capitán fiasco.
Contemplen mi poco asombroso poder.
Ella me mantiene despierto
Mientras jura que no me quiere.
Que la aburro.
Le digo que,
Honestamente,
No me importa.
Soy el capitán fraude.
Maravíllense ante mi falta de gloria.
Le prendo fuego a mis ojos
Soñando señales confusas.
Pero la piedra es cada día más piedra
Y golpearme hasta caer desmayado
Es la única opción que me queda para entretenerme.
Soy el capitán patético.
No esperen rescates heroicos.
Otras personas.
Otros colchones.
Felicidades ajenas.
Otras pieles que saborean la hoguera.
Otras vidas.
Con mi suprema ignorancia como brújula,
Hoy te voy a soñar una historia con final feliz.
Soy el capitán pelotudo.
No incluyo baterías.

Tres pescados y un jabón

Mi esperanza
Es una prostituta sifilítica rusa
Que saluda a la manteca de los días
Con la misma frenética alegría
Con la que un camión trasportador de caudales
Se automutila las pelotas con un puré de papas fritas.

Mi esperanza es tan original como una moneda de cincuenta centavos.

Mi esperanza me tiene condenado.

Mi esperanza es el aire podrido que respiro
Cuando me duermo sobre el alambre de púa de la vigilia,
Mientras las rojas palomas del mechupaunhuevismo
Defecan mis pantuflas rotas
Tiñéndolas del blanco al que apuntan todos los francotiradores ciegos contratados por mi suprema ignorancia que confunde una partitura con el simple acto de rascarse el traste en funeral de la hedionda pelusa del ombligo de la realidad.

Qué queres que te diga...

Mi esperanza será una mierda,
Pero por lo menos me deja que le toque las tetas.